
Mucho se habla de la conservación de tradiciones como es el día de muertos en México, donde por un día se cree que los muertos se les permite regresar al mundo de los vivos y los que aun transitamos en este valle de lagrimas nos damos a la tarea de alegrar su estancia temporal con las cosas que más les gustaban en vida, aunado a las flores de cempazuchil, los cirios y el incienso.

Y es por guardar la tradición que este se ha convertido en uno de mis días favoritos, ya que los Villavicencio tienen a bien en incluirme en su lista de invitados para visitar su casa en este día y departir cuatro, SIIII, cuatro tipos diferentes de mole. Uno de pescado, otro rojo, el tradicional negro y un amarillito, postres al por mayor y al final salir de ahí con la mitad de la ofrenda monumental que año tras año colocan con el fin de que no se pierdan estas tradiciones

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